La terapia con plasma rico en plaquetas o PRP es un método de tratamiento que se aplica en forma de inyección de sangre extraída de la propia persona a los tejidos que se planean tratar en el cuerpo, después de someterse a diversos procesos. Puede utilizarse para problemas estéticos como la caída del cabello y el rejuvenecimiento de la piel, así como para acelerar la cicatrización de tendones, ligamentos, músculos y articulaciones lesionados.
La terapia PRP, que durante entre 30 y 40 minutos en completarse, comienza con la recogida de sangre del paciente en un tubo. El plasma rico en plaquetas se utiliza separándolo de otros componentes de la sangre total mediante el método de centrifugación. Porque las plaquetas actúan como un reservorio natural de factores de crecimiento necesarios para reparar los tejidos lesionados. Los factores de crecimiento secretados por las plaquetas estimulan la curación de los tejidos aumentando la producción de colágeno y la expresión de genes y proteínas en las células madre de los tendones. Estos factores de crecimiento también aceleran el flujo sanguíneo y hacen que los cartílagos sean más rígidos y flexibles.
Las inyecciones de PRP se pueden realizar de diferentes formas. Por ejemplo, para la caída del cabello, se aplica lidocaína, una solución anestésica local, si es necesario antes de inyectarla en el cuero cabelludo. Para ello, puede que sea necesario acudir a la sesión de tratamiento un poco antes. Por lo general, el PRP se mezcla con un anestésico local para reducir el dolor asociado con la inyección. A veces, la inyección de PRP se puede realizar junto con el procedimiento quirúrgico
Las inyecciones de PRP son administradas por médicos especialistas capacitados en este campo. El proceso se lleva a cabo en varios pasos sucesivos. El camino seguido durante la aplicación PRP es el siguiente;
Dado que la inyección contiene de 5 a 10 veces más concentración de plaquetas que la sangre normal, se cree que el PRP tiene un efecto acelerador sobre la curación. El tiempo que transcurre desde la extracción de sangre hasta la finalización del procedimiento suele ser de media hora.